jueves, 10 de febrero de 2011

MENGUANTE (2001)

Hasta donde se informó, el hecho se imputó a una mera distracción, a un exceso de cansancio. Sé que iba lúcido, que la soledad lo llevó al recuerdo, que el secreto lo condujo al camino y su confluencia inicua a acelerar los acontecimientos. La niebla influyó y tampoco iba cansado.
Se adujo que el empalme con la ruta principal lo esperaba detrás de una larga pared de álamos. Una distracción atribuida al agotamiento emergió de la necesidad de esclarecer el hecho. 
Esta versión no está autorizada pero en todo caso, ¿cuál de ellas lo está? Poco importa. Las sombras que se alzaron entre árboles, alambrados y tranqueras, pudieron lograr que la visión fallara. Aunque no. La velocidad por el camino de tierra y un sentido menguante, le advirtieron sobre la necesidad de encender las luces. Las largas encandilaron. 
Sé que el recuerdo brotó de la niebla para segar el cruce. Sé que el secreto lo desarticuló por una fracción de segundo. Sé que entonces llegó el temblor, el volantazo inútil y un solo cuerpo en la mitad del camino.

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